Muchos años estuvo Ricardo embarcado en los buques congeladores en Suráfrica sin ver a su familia, siempre apoyado de su esposa Inés, pues aunque su marido estaba muy lejos, seguía atendiendo las labores del campo y cuidando de sus pequeños.
Fué en esta casa donde crecieron los cinco hijos del matrimonio.
La historia continúa con los años y más tarde fué recibida en herencia por su hija menor, también llamada Inés.